jueves, 28 de septiembre de 2017

33. POR ESOS ANDURRIALES

Mmmm...

Ya sé que habrás estado, en el paréntesis veraniego, meditando en el sereno y monacal retiro de algún lamasterio de las cumbres de nieves perpetuas del puñetero Himalaya, o echando raíces en alguna rústica cabaña perdida de umbríos bosques o de la jungla sofocante de Mindanao, o recorriendo costas lejanas y misteriosas en algún frágil cascarón de nuez, ajeno a lo que no sea la brisa, el salitre y el próximo puerto, lo sé, eres así, te conozco.

Por eso, y porque con esta entrada hemos llegado juntos a un año de actividad en esta santa casa de las horas del papel y de la tinta, he buceado en las carpetas para rescatar algunos trabajos relacionados con la cosa de ver mundo, ya sabes, de ir por esos andurriales.

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Para empezar y coger ánimo, una paradita en un lugar emblemático del cine que quizá no necesite presentación pero que aún así presentaré. Se trata ni más ni menos que de uno de los personajes más importantes (si, aunque sea un escenario pesa como cualquier personaje) de Casablanca.



Aquí tienes una pequeña viñeta que revela algunos de los fatigosos aspectos del esforzado turista.




Y no podía faltar el mapa, verdadero guía -más o menos fiel- de las posibles vicisitudes de un auténtico viajero.





Así como las inevitables tarjetas postales, genuinas y coloridas estampas de lo que debería ser, pero que casi nunca es.





Aunque, tal vez, lo más típico de todo ello, como no, la clásica foto de mira,-yo-estuve-allí, que guardamos, en mayor o menos medida, con tanto apego.




Y esto es todo por ahora, para terminar con esta entrada y con este primer año de blog. Hasta la próxima.