sábado, 31 de diciembre de 2016

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Bienvenido a...



Un número sin duda mágico y misterioso (como todos) que se enreda, pegajoso cual sirope de la abuela, en nuestros más profundos entresijos donde aún se agazapan maltrechos, eso sí, los rescoldos de supercherías oídas mil veces desde la tierna infancia.

Que si espejos rotos, sal derramada, barrer hacia fuera, pelirrojas... no sé, tjeras abiertas... Mil chorradas que empequeñecen y ponen vallas a la vida de sus atemorizadas víctimas, así que he pensado celebrar éste



que además coincide con el fin del año (día 31, que no deja de ser el mismísimo reflejo del trece, mira tu qué casualidad) de forma algo extravagante, con un pequeño retruécano numerológico como balance de la cosa pasada y previsualización aproximada de lo que con toda probabilidad se nos viene encima.

¡Hum! Veanos...

Pues resulta que éste difamado número es conocido, para quien así lo conozca (que no es mi caso, porque yo me enteré hace bien poco), como "la docena del diablo", dado que no hay forma de dividirlo sin que quede una parte de mayor tamaño que las demás, ya sea entre dos, tres, cuatro o seis.

Y además, que sumado a sí mismo nos da el total de las dimensiones espacio-tiempo que se desprenden de la teoría de cuerdas bosónica ¡la repanocha, vamos!

Y además. que forma parte de la sucesión de Fibonacci, al ser la suma del 5 y el 8.

Y además, que sumando 1+3 del post, +2+0+1+6 del año, resultan...



Y además que es, por supuesto, y aquí sí que llegamos al meollo de la cuestión del asunto de este post... un número...



¿¿Y qué tiene que ver -te dirás oh agudo y observador lector- todo este fuego de artificio con que el dichoso post sea un número primo??

¡Pues que es como nosotros mismos, como de la familia!

¡Todos primos!

¿o es que en el transcurso de éste fantástico año no hemos sido...


deslumbrados,


zarandeados,


embalsamados,


espantados,


espeluznados,


seducidos,



intimidados,


amedrentados,


horrorizados,


escabechados,


desecados y


desangrados???



¡Pues por eso mismo, queridos, al igual que el 13; todos somos primos!

Así que... Feliz Año Nuevo, y si aún no tienes parkinson...

...deja un comentario ¡leñe!.

lunes, 19 de diciembre de 2016

12.- DE OTRA PASTA

Si hablo de personajes, te vendrán al pensamiento automáticamente en primer lugar rostros y actitudes netamente humanas, sea literatura, cine, historieta o cualquier otro medio. Un segundo después, ampliarás la perspectiva e incluirás, cómo no, a los animales (¡rayos!, ¿cómo olvidar a Esopo, o a Bambi?), y aún un segundo más tarde añadirás, no lo dudes, a las máquinas (recuerda a R2, o a HAL, o al T-1000). En realidad, ni las plantas se libran de llegar a convertirse en personajes si están debidamente tratadas (ahí están de muestra los árboles de la fraga de Don Wenceslao, o Audrey Junior de Mr. Corman,  je, je).

Todo es susceptible de convertirse en un eficaz personaje en las manos adecuadas; juguetes, vehículos, candelabros y plumeros, emociones y un interminable abanico de... ¡uf! cosas.

Sin embargo, los personajes que te propongo hoy no hablan, ni se mueven, ni modifican la acción, trama o argumento, aunque si la definen y son parte fundamental de ella. Son de otra pasta, casi, casi su misma esencia, y nada sería igual si ellos no estuvieran ahí...

Son... los escenarios. Lugares con una poderosa y magnética personalidad, capaces de impregnar con ella a todos los que se acercan. En este caso se trata de dos garitos de carretera, perdidos en el desierto y con mucho más que ofrecer que un café o un trago... ¿o no?




Junto a la vieja ruta 66, en el desierto de Mojave, aparece ésta especie de espejismo seudo oriental, mezcla de pagoda y quién sabe qué, donde un puñado de personajes extravagantes, trágicos y magníficos logran sacar brillo a su empañada existencia con una energía optimista y contagiosa que -estoy convencido- difícilmente podría haberse dado en un escenario distinto. Tanto es así que la propia peli lleva el nombre del local.






Y como contraste al personaje anterior, alegre y etéreo, reconocerás éste otro; malévolo, soez, sangriento, mugriento y gamberro en el que todo es exactamente tan malo como parece y mucho más aún. Y ya comprenderás que no, que las historias de los seres que lo pueblan no serían lo mismo, ni de lejos, si fuese otro su nombre y si no estuviera... abierto hasta el amanecer.

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lunes, 12 de diciembre de 2016

11.- LA CIUDAD SIN NOMBRE (y 4)

Y llegamos al convulso desenlace de la adaptación del relato del Hombre de Providence.

Como ya sabes por voces más sabias, es el propio viaje, en ocasiones, el que suele dar sentido al destino final, y en éste caso, la narración se encarga de crear un entorno extraño y asfixiante hasta el momento de la revelación. Una estructura más o menos clásica que espero que hayas disfrutado tanto como yo mismo.













Hasta la próxima entrada, ándate con tiento y -estás avisado- vigila dónde te metes...

lunes, 5 de diciembre de 2016

10.- CIUDAD SIN NOMBRE (3)

Aquí tienes la tercera y penúltima entrega de La Ciudad Sin Nombre, de H. P. Lovecraft. Si conoces el relato original recordarás lo opresiva que resulta la sensación de encajonamiento del personaje, casi embutido en un entorno pegado a su piel (no, no es que un servidor sea claustrofóbico, ya sabes, pero necesitaría tener una muy buena razón para meterme con esa despreocupación en un lugar así, motivo por el que nunca comprenderé a los que disfrutan, oh, sí, lo hacen, recorriendo cavernas y descendiendo simas), y si no lo conoces,  el relato, digo, pues eso es lo que he tratado de reflejar con la mínima presencia de perfil en las viñetas, sin calles que las separen y con el texto fluyendo... siempre hacia... abajo...


















Y próximamente, la conclusión...