Bueno, pues entonces parece que estoy de suerte, porque
¡yo TAMBIÉN!
Dicho lo cual y para no enredarme en farragosos prolegómenos, aclaraciones difusas y excusas edulcoradas, te diré que acabo de levantarme de mi segunda siesta matutina con una inusual vitalidad y un estado de ánimo sereno, concentrado y proactivo, por lo que me dispongo a agasajarte, si nadie lo evita, con unas estampitas de reciente factura pertenecientes a varios ehhh... asuntos con los que ando enredado.
Ahí van.
La ÉGIDA formaba parte de las armas del viejo Zeus y, en ocasiones, de su espléndida hija Atenea. En concreto se trataba del escudo, que estaba adornado con la petrificante cabeza de la gorgona Medusa, ya sabes, la de pelo rebelde y mirada 'intensa'.
Hice el dibujo como imagen promocional de un corto de próxima factura titulado 'El Jardín', dirigido por un ariete humano, amigo mío, llamado Pablo Ontoria o Gran Timonel de la cosa filmada.
No he podido evitar en estos últimos tiempos a reflexionar un poco, entre siesta y siesta ya sabes, en el maravilloso futuro (casi religioso) que nos abre la tecnología y la comunicación instantánea desde ya, a día de hoy y no te digo en adelante, cuando se asiente el 5G, o el 10 o el que sea.
Así que me propuse aportar mi granito de arena al glorioso panorama que ya mismo tenemos encima, en forma de ilustraciones, o sellos, o iconos con eslóganes optimistas y esperanzadores que espero que aprecies como se merecen.
Y por último (que más de media docena empachan, como los jabalíes de Astèrix) te ofrezco dos ilustraciones sencillas, al gusto medieval, que forman parte de un juego de mesa en el que me encuentro ligeramente involucrado (entre siesta y siesta, desde luego).
Y nada más por ahora, pertinaz lector. Gracias por seguir al quite y en un par de semanas o antes volveremos a 'vernos' si lo deseas.
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