lunes, 27 de febrero de 2017

21. CORAZONCITOS ENLATADOS

Bip, bip...

Entiendo que el título de ésta entrada te puede llevar a engaño, pero no he querido resistirme a darle al asunto una pincelada sensasionalista o incluso prensamarillesca, porque aunque pueda parecerlo, no va el tema de hoy de alimentos en conserva, ni de amores herméticos, ni de pasiones constreñidas, jeje. No, no es eso.

Es mucho más sencillo...

Hoy te traigo una selección de...¡¡VIEJOS ROBOTS de CINE!! Sí, esos engendritos deliciosos (a veces), un tanto ingenuos y ciertamente acartonados, si, pero portadores de un je ne se quoi que no deja de fascinar.

A saber...



Robby es, junto con los modelitos de Altaira; la vistosa hija del doctor Morbius (que retrasaron, los modelitos digo, el estreno de la cinta diez años en el faro de la decencia y el recato carnal que era éste país en aquellas fechas tenebrosas), uno de los elementos que más sedujeron al respetable cuando en 1956 se estrenó, en otras tierras más libidinosas, como digo; Planeta Prohibido.
Servicial, protector y manitas, éste gran personaje que salpicaría de apariciones, tras el éxito inicial, la tele y la publicidad hasta 2006, tenía, sin embargo, un severo handicap, y es que era incapaz por naturaleza de dañar a un ser humano...

Mal asunto, muchacho, si hasta un pisapapeles puede hacerlo.





Al contrario que Robby, The Box tiene como fin específico la eliminación de humanos díscolos y renuentes a su ingreso en el Carrusel una vez llegados a la edad límite de su existencia, que es la de treinta años.
Pese a su poco afortunado diseño, no es The Box lo peor que puede encontrarse en La fuga de Logan (aún recuerdo con bochorno aquellas túnicas y modelitos), y aún así, es quizá ese mismo aire torpón y naif en cuanto a realización lo que la hace permanecer en la memoria.

Aunque bastante apartada, eso sí.





Gort es... La Presencia.
Es la máquina definitiva. Minimalista, intimidatorio y enigmático, plantado junto a su platillo volante aguarda, como un ángel exterminador, la orden de actuar mientras el alienígena humanoide a quien obedece; Klaatu, da su Ultimatum a la Tierra.





Y para terminar... Maria, pero no la original, de carne y hueso, sino el ser artificial en el que es transformada para cumplir una determinada misión para su creador.

Al contrario que La fuga de Logan, mencionada más arriba, que fue un éxito comercial antes de que sus deficiencias la hicieran descender en picado en su valoración, Metrópolis. pese a su ingente presupuesto, no fue un éxito de taquilla, si no más bien un fracaso, siendo precisamente el tiempo (junto a sus muchos méritos, claro) el que la elevaría a la cima del género de ciencia ficción y del cine en general.

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